¿Sanción o no? Klopp y Webb, enfrentados

En las últimas jornadas de la Premier League, la competencia por el primer puesto es feroz y las decisiones más insignificantes pueden tener una enorme repercusión. Si el árbitro Michael Oliver hubiera concedido al Liverpool un penalti en los últimos minutos del choque entre Liverpool y Manchester City, que habría supuesto el gol de la victoria, el equipo de Jürgen Klopp sería ahora líder y el Manchester City estaría a tres puntos en lugar de a uno. Pero Oliver decidió no pitar penalti, incluso sin consultar el VAR, lo que dio lugar a la polémica.

El entrenador del Liverpool, Jürgen Klopp, criticó duramente la decisión y subrayó que este tipo de faltas se castigan normalmente en cualquier parte del campo. Sospechaba que los árbitros encontrarían una justificación para sus acciones, posiblemente con referencia a la regla del VAR, que sólo prevé intervenciones en caso de errores “claros y evidentes”.

Howard Webb, un alto cargo del arbitraje, habló una semana después y dio su opinión. Explicó que había motivos de desacuerdo porque, aunque hubo contacto, la situación del partido no era lo suficientemente clara como para que interviniera el VAR. Subrayó que se trataba de una decisión discrecional y que el Panel de Incidentes en Partidos Clave, órgano encargado de evaluar las escenas polémicas de los partidos, dio la razón a Oliver por mayoría, aunque por un estrecho margen de 3 votos a favor y 2 en contra.

Así pues, Klopp seguía teniendo parte de razón en su afirmación de que los responsables acabarían encontrando justificación a la decisión.